La “hipnosis de espectáculo” que muchas veces vemos en programas de televisión y películas, es la culpable de que muchas personas tengan cierta desconfianza o ideas falsas acerca de esta estrategia terapéutica. En este artículo vamos a explicar para qué sirve y en qué momentos utilizarla. Vamos a intentar aclarar ciertos mitos sobre la hipnosis para poder conocer mejor sus beneficios y usos:

La hipnosis es una técnica no una terapia:

Lo primero, aclarar que la hipnosis clínica es un método de trabajo más que el profesional utiliza en terapia. Es una estrategia que el psicólogo usa junto con otras herramientas terapéuticas.

La hipnosis no es un detector de mentiras:

Una persona en pleno proceso de hipnosis, puede mentir si lo desea, ya que en ningún momento pierde el dominio de la conciencia. Recuerda todo el proceso y siempre va a tener el control en sus decisiones. Es más, si en algún instante quiere dejar de estar hipnotizado, en todo momento puede decidir frenar la técnica.

La hipnosis no induce un sueño profundo:

En ningún caso se entra en un estado de trance o no conciencia. Durante el desarrollo de la técnica, el paciente ha de estar activo para seguir las indicaciones del hipnotizador, ya que, si se duerme, dejaría de estar hipnotizado. Es cierto, que la clave para que la hipnosis sea efectiva, es dejarse llevar, tener una buena sugestión para conseguir los objetivos propuestos, pero la persona ha de estar activa y consciente.

El hipnotizador no tiene un poder especial para inducir este proceso:

La persona que utiliza esta herramienta, ha de especializarse en su uso, como pasa con cualquier técnica psicológica. No necesita tener una habilidad más allá de su eficacia profesional. Es más, es muy común que en sesiones se enseñe la “autohipnosis” para que el paciente pueda utilizarla como estrategia psicológica. Por tanto, con una buena formación y aprendizaje, cualquier persona podría desarrollarla.

La hipnosis es peligrosa:

Nunca se han encontrado casos en los que la hipnosis genere un riesgo para la salud física o mental. Desde el punto de vista fisiológico no hay ningún indicador que nos muestre que el sujeto está hipnotizado. Hemos de recordar que la persona es consciente y tiene el control de la situación en todo momento.

La hipnosis no es seria:

Es una estrategia que ha sido consolidada científicamente y validada en numerosos estudios. Forma parte regular en programas de formación de postgrado universitario, tanto en títulos propios especializados como en másteres de Psicología General Sanitaria. Dentro de los diferentes colegios oficiales de psicólogos, también se da formación a sus colegiados en esta técnica.

La hipnosis sirve para todos los problemas:

No sirve para todo, al ser una estrategia, hay situaciones en donde es más útil que en otras. Se ha validado como un método eficaz en el tratamiento del dolor. También se ha utilizado con éxito en el tratamiento de la ansiedad, el tabaquismo, el insomnio, el estrés postraumático, el bruxismo, las fobias o la enuresis infantil.

La hipnosis se puede utilizar en todas las personas:

No en todas las personas es efectiva. El hipnotizador ha de evaluar la sugestión de la persona a tratar y ver si la alianza terapéutica es la adecuada para poder desarrollar dicha estrategia. Si el sujeto no se deja llevar, o no tiene plena confianza en el terapeuta.