La locura del tiempo

Pasan horas, días, el tiempo no se detiene, y tus pensamientos te arrancan del presente para seguir en la búsqueda de tu destino, de nuevas experiencias. Las personas pasan a tu lado, comparten tu camino, vienen y van… te generan sentimientos variopintos: amor, odio, cariño… A veces, te anclan en el pasado y la añoranza, te sumerges en el idilio del ayer, buscando cómo volver a recuperarlo. Pero el tiempo no descansa y tu camino sigue, tus segundos van contando. Sigues hacia adelante, buscando siempre un futuro prometedor o ansiando una pasada felicidad, persigues una eterna quimera sin observar lo que tienes a tu alrededor, sin tener consciencia de todo lo bueno que te rodea. Sigues corriendo, buscando siempre algo mejor y dejando morir el presente a cada paso. Ignorando los pequeños detalles, los momentos y experiencias verdaderamente importantes. Seguimos soñando y esforzándonos para asegurarnos construir una felicidad futura sin pararnos a «vivir». Sin observar muchas veces, que la tenemos delante. Y tristemente, a veces solemos tender a darnos cuenta cuando ya es demasiado tarde.

Por tanto, si me permitís un consejo: Disfrutad del regalo que es vuestro presente y no permitáis que el pasado y el futuro roben vuestra vida.

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