Imprimir esta página

Misofonía (odio al sonido)

Sonidos de baja intensidad como pueden ser el tic tac de un reloj, el mascar de un chicle, el goteo de un grifo o el sonido de un ventilador, son ruidos cotidianos que, normalmente solemos ignorar. Pero hay personas a las que les causa una irritación extrema. No pueden evitar centrarse en el sonido que les molesta, provocándoles sentimientos de ira, rabia, malestar, ansiedad e incluso hasta estados de pánico. Estos sujetos padecen un trastorno denominado misofonía o síndrome de las 4s (Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido).

La misofonía, cursa con diferentes grados según la sintomatología que presente la persona que la padece. Hablamos de una escala del cero al diez, donde, según el nivel, la persona puede presentar desde una leve molestia hasta reacciones de violencia contra la fuente del sonido o hacia sí mismo.

La personas con altos niveles de misofonía pueden tener complicaciones a nivel social y personal. Pueden tender a aislarse socialmente para evitar ciertos sonidos y la consecuencia de exponerse a ellos. También suelen tener problemas con las relaciones a causa de la incomprensión social ante su situación. Sus amigos y familiares no suelen entender la magnitud de su problemática, tachando al misofónico de maniático, obsesivo, histriónico, exagerado o hipersensible.

Actualmente se desconocen sus causas y el nivel de incidencia en la población. No existe un tratamiento para erradicar completamente la misofonía. Sin embargo, desde el punto de vista terapéutico, se pueden plantear diferentes estrategias para reducir el malestar y convivir con esta alteración, mejorando así la calidad de vida de la persona. Algunas de esas estrategias son las siguientes:

- Analizar las posibles distorsiones cognitivas y/o pensamientos encadenados negativos.

- Eliminar asociaciones negativas hacia ciertos ruidos que provocan malestar.

- Controlar progresivamente la ansiedad.

- Trabajar el estrés con técnicas de relajación y respiración.

- Utilizar técnicas de exposición gradual para reducir los síntomas misofónicos ante los estímulos aversivos.