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Constructor y destructor

Compañero obligado e intenso… te encuentra cuando lo evitas y sin más te abandona arrancándote el alma. No puedes esconderte de su influjo y desmorona hasta tus más sólidos cimientos, llevándose la paz que tanto luchaste por conseguir.

Profundo, apasionado y devoto de la inestabilidad, trabaja para que tu vida vibre, despierte y sienta. Sin pararse a pensar en las consecuencias.

Fanático de la guerra que puede declararte un buen beso, de la magnitud que puede alcanzar un cruce de miradas, del desarme que originan determinadas caricias. Sigue; constante, incansable, insaciable, hasta que te rindes a su compañía.

Sus traiciones son devastadoras, pues nunca se llevó bien con el olvido. Pero su cariño puede hacer que abraces la felicidad en su condición más pura.

Cuando decide asentarse, no se le puede echar, tu no llevas las riendas, no luches por ellas. Sólo hay que aceptarlo y saber tratarlo bien para evitar destrozar su esencia, cuidarle para que ambos podáis convivir en armonía y disfrutar de todo lo que puede llegar a ofrecerte. Pues, cuando se acomoda a tu lado, puede hacer que todos tus deseos se hagan realidad. Pero, si decide marcharse, tu vida se sume en el caos más absoluto.

La calma no le precede, dicotómico y profundo, siempre se mueve entre opuestos, preparando para el combate a todas tus emociones.