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TERAPIA DE PAREJA / Virginia Pereira Psicologos Cáceres

La mayoría de las parejas se forman en base al enamoramiento. Esta primera fase está caracterizada por sentimientos muy intensos matizados por la pasión, el afecto y la ternura. Sin embargo, poco a poco el enamoramiento va cediendo y la pareja debe encontrar nuevos intereses y razones que la mantengan unida.

En este punto es imprescindible que ambos miembros sean capaces de desarrollar la intimidad. Es decir, abrirse plenamente al otro, mostrarse tal cual son y ponerse en manos de la pareja, con todos los riesgos que ello puede conllevar desde el punto de vista emocional. En ese momento, cuando la persona acepta plenamente al otro, con sus virtudes y defectos, se crea un vínculo muy estrecho que va más allá de la pasión, la relación madura y se consolida.

A medida que la pareja continúa dando pasos, se afianza el nivel de compromiso, se ratifica la decisión de mantener la relación y de luchar con todas sus fuerzas para resolver los problemas que puedan surgir. Sin embargo, no siempre sucede así.

La convivencia, el paso del tiempo y la rutina son retos difíciles para cualquier pareja y pueden dar lugar a conflictos que terminen dando al traste con el amor y haciendo que sus miembros pierdan la ilusión. De hecho, la frase “ya nada es igual”, es una de las más escuchadas en las consultas de Psicología.

Los conflictos más comunes en la pareja

Existen diferentes factores, tanto de índole personal como social, que pueden influenciar la vida en pareja dando lugar a conflictos que rompen la armonía. Entre los principales motivos de consulta se hallan:

- Desequilibrio de poder, debido a que una de las personas asume el control y toma decisiones de manera unilateral sobre asuntos importantes de la vida en pareja, como puede ser la educación de los hijos o el manejo de la economía doméstica.

- Escasa intimidad, casi siempre provocada por la escasa expresión de afecto y detalles hacia la otra persona o por la existencia de límites y barreras emocionales que generan una profunda insatisfacción en uno de sus miembros.

- Falta de compromiso, se trata a un desbalance en la inversión que cada persona hace en la relación de pareja, en el grado en el cual se involucra en la misma para lograr que el otro sea feliz.

- Apego inseguro, este problema generalmente se instaura en la infancia y se caracteriza por conductas automáticas que matizan la relación y que se proyectan sobre la pareja, casi siempre bajo la forma de celos o de una dependencia emocional, que termina por ahogar al otro.

- Insatisfacción sexual, casi siempre provocada por la falta de deseo sexual o por disfunciones sexuales propiamente dichas que aparecen como resultado de la rutina o la ausencia de pasión.

- Infidelidad, que suele estar acompañada o antecedida por un malestar o insatisfacción con el matiz que ha adquirido la relación.

- Falta de cooperación, se produce cuando uno de los miembros no contribuye suficientemente a la relación, casi siempre en lo que respecta a las tareas domésticas, sobrecargando al otro de responsabilidades que generan reproches y frustración.

- Agresividad y violencia, situaciones que normalmente se producen a partir de discusiones que no llegan a buen puerto y en las cuales se le da rienda suelta a la ira.

- Injerencia de la familia de origen, problemas que generalmente están provocados por familias demasiado invasivas que interfieren en las decisiones y la vida cotidiana de la pareja, generando conflictos y un distanciamiento entre sus miembros.

- Escasa confianza, una situación en la cual una de las personas no confía plenamente en el otro y, como resultado, asume comportamientos posesivos que provocan angustia, inseguridad y opresión.

- Diferencias culturales, que en un primer momento de la relación no salieron a flote pero que, con el paso del tiempo y el roce cotidiano, comienzan a hacerse notar.