En el siglo en el que vivimos, escuchamos diferentes definiciones asociadas con la sexualidad que pueden confundirnos y generarnos desconfianza ante tanta información desconocida. La orientación sexual va evolucionando y cada vez se muestra más amplia y compleja. Todas esas nuevas etiquetas para definir los distintos tipos de sexualidad, no son generadas o propuestas desde la rama de la psicología o la biología, sino más bien, nacen como parte de una reivindicación social. Iniciada por todas esas personas que no se sienten identificadas con ninguna clasificación dentro del sistema sexual binario.
El sexo biológico es la categorización de las personas desde el punto de vista de la biología. Estamos acostumbrados a una clasificación dicotómica: hombre (xy) o mujer (xx). Pero se ha podido observar que no sólo se dan esas dos respuestas, la intersexualidad es una realidad biológica (xo, xxy, xxx).
La identidad sexual es la forma en la que una persona siente su sexualidad, que no tiene por qué coincidir con el sexo biológico. La coincidencia es lo que siempre ha imperado en la sociedad, pero no significa que sea la única opción. En los años 20 salió a la luz el primer caso famoso de transexualidad. Pero, actualmente, además de la transexualidad, se pueden dar numerosas vertientes (bigénero, agénero, etc.). La vivencia de cómo cada uno siente su sexualidad es muy subjetiva y variada, ya que cada persona es diferente.
La orientación sexual se refiere al patrón de atracción sexual que una persona siente hacia los demás. No sólo se tiene una orientación heterosexual, homosexual o bisexual. Palabras como pansexualidad o asexulidad se escuchan cada vez más en la sociedad.
Por último, la expresión de género es la forma en la que manifestamos nuestro género mediante nuestras conductas y gustos. La expresión de género de una persona no siempre está vinculada con su sexo biológico, su identidad de género o su orientación sexual.
Estas cuatro definiciones se combinan en todas sus posibles ramas, se mezclan y dan resultados muy diversos. El mundo y las personas evolucionan y cambian. Cada ser humano es diferente y único. Las clasificaciones nos encasillan y pueden dar pie a discriminaciones y rechazos, hay tanta diversidad sexual como personas en el mundo.
Tenemos que aprender a respetar y querer a las personas por sus valores, no por su sexualidad. La categorización rígida da pie a desarrollar acosos como el bullying, que acaban minando la autoestima de personas que no merecen ese trato.
Como conclusión, os dejo un vídeo donde se explica perfectamente toda la diversidad. Un vídeo de aprendizaje e integración que ayudará a generar un clima de respeto y tolerancia social.
