Deficiencia auditiva y salud mental

El diagnóstico y tratamiento de la salud mental en personas sordas, plantea una serie de dificultades y problemas que no se dan en la población oyente. Las barreras de comunicación y la desinformación impiden que se pueda realizar una terapia efectiva y eficaz.

Hace tan sólo unos pocos años, a los sordos se les consideraba deficientes mentales, y, en la actualidad, las personas oyentes les siguen etiquetando con la palabra “sordomudo”, afirmando que no pueden hablar y por lo tanto identificándoles con una discapacidad añadida. En la actualidad, aún se dan casos de profesionales de la salud que juzgan a las personas con deficiencia auditiva sin tener el conocimiento suficiente sobre su cultura, su lenguaje y su forma de vida. Todo ello provoca malos diagnósticos y resultados erróneos que han acarreado y acarrean serios problemas de salud mental en las personas sordas.

Pero no sólo la desinformación en los profesionales de la salud pueden acarrear problemas. La educación parental también a veces aumenta la barrera desinformativa a la que se enfrentan. Una mala gestión relacional, la sobreprotección o la no aceptación paterna, influyen en las personas sordas de forma muy negativa.

La sordera, al ser una discapacidad no visible, en numerosas ocasiones, los padres intentan taparla y buscan que su hijo sea “normal”. No es negativo intentar que el niño aprenda la lengua oral o mejore su audición por medio de logopedas, aparatos u operaciones. Pero no hemos de olvidar que tiene una discapacidad y hemos de aceptarla como tal para que él también lo haga. Los sordos prelocutivos desarrollan como lengua materna la lengua de signos y necesitan aprenderla para una correcta adquisición del lenguaje. Si se intenta obviar y forzamos a que el niño aprenda exclusivamente la lengua oral, puede que la adquisición del lenguaje sea tardía con los problemas que esto puede acarrear a nivel cognitivo y social.

La información tanto de los padres como de los profesionales con respecto a la Cultura Sorda, la Identidad Sorda, la Lengua de Signos y todo lo referente a dicha Comunidad, va a evitar caer en numerosos problemas y va a afectar positivamente en el sano desarrollo de la persona sorda.

Afortunadamente, poco a poco, cada vez hay más información sobre las personas sordas y una mayor concienciación con respecto a su problemática en cuanto al acceso a la salud mental. Un ejemplo de estos avances es la Unidad de Salud Mental para Personas Sordas del Hospital Gregorio Marañón en Madrid.

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